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lunes, 27 de mayo de 2013

Edificio TORRES BLANCAS

                       Yo sería feliz si las hormigas llegasen hasta arriba (Sáenz de Oiza)


Me gusta Madrid, sí. Me gusta porque no hay escapada que haga a esta villa que no me ofrezca oportunidades  para  redescubrir rincones hasta entonces ignotos, aún cuando harta estuviera de pasar ante ellos.
Así ha sido en esta ocasión con el edificio llamado Torres Blancas (Corazón de María,2/avda América 37 ) en donde mi cada vez más admirado amigo Nicolás Urgoiti tiene su estudio de arquitectura. In situ ,este madrileño de raíces donostiarras  me ha brindado la ocasión de conocer lo que es referente español de la llamada arquitectura orgánica

Arquitectura orgánica cuya búsqueda es la armonía con el medio en el que se crea ,sin  desafiar a la naturaleza, sino ser una proyección de ésta.El arquitecto se pone al servicio de la obra que ejecuta, interpretando a los usuarios, al entorno, los materiales, con amor y humildad.
El estadounidense Frank Lloyd Wright  (1867/1959)  es  precursor e icono  de la arquitectura orgánica, que reaccionó con fuerza contra la arquitectura funcional y racional, fundando el movimiento organicista. Su  casa Kaufmann (FallingWater house ) en Bear Run, Pennsylvania, edificada sobre una enorme roca, directamente encima de una cascada con un estilo moderno adelantado a su época es conocida muestra de esta arquitectura orgánica que en las madrileñas Torres Blancas tienen  la mayor expresión española



Torres Blancas creadas por el arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza (1918-2000) que residió en ellas hasta su fallecimiento y que pensó y repensó el edificio hasta el último gramo de hormigón.

En él quiso recrear toda una ciudad, donde sus habitantes pudieran recogerse pero también relacionarse, trabajar e incluso comer, que también hubo espacio para un  restaurante-el “Ruperto de Nola” http://revisioninterior.blogspot.com.es/2011/04/mirando-atras-comedor-ruperto-de-nola.html-  que estuvo en la última planta comunicándose con todas las casas.






El proyecto fue propiciado por Juan Huarte, vanguardista constructor navarro que Urgoiti define como un mecenas renacentista.Impulsor que luchó, incansable, con las administraciones locales para obtener  licencias, y permitió y alimentó las inquietantes ideas de Oíza, invirtiendo más de la cuenta en el edificio que, a pesar de su nombre, ni se proyectó ni jamás fue blanco. Una inversión que Huarte  jamás llegó a rentabilizar económicamente pero ¿hay mayor rentabilidad humana que la satisfacción de un sueño cumplido?

Un edificio de 100  viviendas-de ellas hoy en un 75%  familiares-con aspecto arbóreo y jardines en altura, construido entre 1964 y 1969 que consiguió el premio de la Excelencia Europea en 1974 y que hoy, a punto de cumplir sus 50 años sigue atrayendo nuestro interés.

Gracias,Nicolás, por propiciar mi acercamiento a este cincuentón que ni es blanco ni funcional pero me gusta. Tanto como ¡¡¡ Me gusta Madrid !!! 




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